No sé el modo en que pudo suceder todo, desde el primer momento que ví tu sonrisa sentí la magia de un hilo rojo que nos unía y aún así me resistí, pero por tan poco tiempo.
Lo digo siempre, es también tu magia, la magia que hay en ti que surte efecto en mi, así como en la Selva Negra, dónde hace tanto fuimos las personas más felices de Alemania, y aún así, sin saberlo llevaba años esperando tu sonrisa, buscando en cada rostro, la esencia con que cuentas, los ojos que me pierden y a la vez me encuentran, las ganas de fundirme con un cuerpo, con un alma, con tu cuerpo y tu alma.
Y hoy te tengo a pesar de esta distancia que a la vez agradezco porque te hizo buscarme amor y me encontraste.
¿Cómo haces para apretarme el corazón y hacerme llorar riendo, sientiéndome tu mitad desde otra parte del mundo?
Solo puedo pensar que somos dos almas viejas y no me queda más que decirte gracias.
Gracias por las ilusiones, por la calma que me das, por la alegría de volver a creer en el amor sincero, por hacerme libre a tu lado.
Gracias por tus buenos días, por invadir mi mente, por crearme sueños.
Gracias por dejarme amarte, por volar conmigo, por crear mi mundo, nuestro mundo.
Poco tiempo es bastante para hacer locuras, y perder cabezas, para ser los mismos de antes.
Y alegremente digo: tu y yo por siempre en esta nueva vida sin tiempos para ensayos, dudas, ni desgano.